El concepto “última milla” hace referencia al tramo final del proceso de entrega de las mercancías en el destino indicado por el cliente.
Es un término al que nos estamos empezando a acostumbrar dado el gran aumento del comercio electrónico y el consecuente volumen de envío de paquetes a domicilio.
Uno de los desafíos de la movilidad urbana es conquistar el reto de la ultima milla sostenible: los paquetes entran en la ciudad en camiones o furgonetas y se descargan en almacenes, desde donde se entregan a sus destinatarios usando vehículos no contaminantes
Pero ¿es viable conseguir un reparto de última milla sostenible? Sí o sí ha de serlo ya que del mismo modo que crecen las compras online las ciudades imponen restricciones a los vehículos grandes y contaminantes como furgonetas y camiones de reparto.
Para ello hay que lidiar con la particularidad de los envíos. Cada pedido constituye un desafío logístico para la gestión de la cadena de suministro: los paquetes son de una formidable diversidad de tamaños y pesos, lo que conlleva problemas de empaquetado y transporte; y además el cliente quiere recibirlos a la mayor brevedad posible.
Son muchos los retos que plantea el reparto de última milla a las empresas de logística y transportes. Si además queremos que sea una última milla sostenible los vehículos de reparto han de ser pequeños, para no entorpecer el tráfico y no contaminantes.
Cada vez más aparecen startups que nos sorprenden con nuevos vehículos automatizados, los más sofisticados son los drones y robots con ruedas, aún no los veremos en las calles pero sí son habituales en los almacenes donde los robots manipulan los paquetes con total normalidad
El reto de la ultima milla sostenible es mayúsculo porque se trata de repartir paquetes con muy poco margen de beneficio y eso solo es viable con mucho volumen de venta algo que sólo está al alcance de gigantes del eCommerce como Amazon, Alibaba, eBay o Rakuten.
Estas superempresas del comercio electrónico están invirtiendo fuertemente en sus cadenas de suministros, ya sea desarrollando sus propios robots o automatizando el embalaje y almacenaje en sus centros logísticos.
Otro agente importante en la gestión de la última milla es la administración pública. En este sentido, el Plan de Movilidad Urbana de Barcelona (PDU), prevé crear un ‘microhub’ en cada distrito para impulsar la ultima milla